El pasado domingo día 8 de enero, la Asamblea 15-M del Distrito Este y algunos compañeros y compañeras de otras Asambleas de la ciudad que se sumaron a la actividad emprendimos una caminata por el entorno de La Araña con el objetivo de examinar sobre el terreno los estragos causados por la fábrica de cemento allí emplazada y apreciar y valorar la riqueza patrimonial de la zona tanto a nivel paisajístico como medioambiental e histórico-arqueológico.
Comenzamos saliendo de la gasolinera de El Candado a las 11:00am y tras una breve parada para esperar a los rezagados y rezagadas continuamos en dirección este por el paseo marítimo sumando ya casi medio centenar de personas. Antes de llegar a la playa de El Peñón del Cuervo, hicimos un alto para que nuestro arqueólogo invitado nos comentara algunos aspectos geológicos de la zona y la riqueza en fósiles y atavismos de la zona. A la altura de El Peñón nos detuvimos de nuevo para que Paco Doblas nos explicara sobre el éxodo masivo de malagueños y malagueñas que se produjo ante la inminente caída de Málaga en manos de las tropas franquistas. Allí nos leyó algunos poemas de su autoría junto a la placa que homenajea a los médicos canadienses que atendieron a los heridos durante esa “desbandá” por la antigua carretera de Almería, creándose un momento muy emotivo.
Tras indicarnos la presencia de algunos endemismos vegetales de la zona (en concreto la siempreviva malagueña o Limonium malacitanum) nos desplazamos a la antigua torre vigía conocida como Torre de las Palomas, donde pudimos acceder al aún no inaugurado Centro de Interpretación de los Yacimientos Arqueológicos de la Araña y apreciar las diversas piezas prehistóricas y recreaciones que allí se encuentran expuestas.
Nos encaminamos acto seguido hacia el otro lado de la antigua carretera nacional 340 para ascender por el camino que arranca junto a la antigua calera, hasta llegar a la meseta que se encuentra sobre los acantilados que resguardan los yacimientos. Allí nos adentramos por el antiguo Camino Real en los terrenos de la cementera, al norte de la fábrica y en dirección oeste esta vez. Unos minutos de caminata más tarde nos interceptó un vehículo de la cementera indicándonos que era peligroso continuar pese a lo cual seguimos nuestros pasos hacia el oeste hasta que fuimos de nuevo interceptados por otro vehículo de la cementera, esta vez del servicio de seguridad, que nos exhortó a dar media vuelta.
Tras ciertas reticencias por nuestra parte decidimos deshacer el camino andado hasta abandonar los terrenos de la cementera y encaminarnos hacia el arco de Carlos III, (siglo XVIII) vestigio de la antigua entrada a la demarcación de nuestra ciudad ubicado sobre los acantilados junto a una pequeña edificación cuyo antiguo uso como fielato creó grande y enconada controversia. En dicho lugar pusimos nuestra comida en común y tras el almuerzo emprendimos el camino de regreso, habiendo disfrutado de un domingo cargado de contenidos y casi tan estupendo como la compañía, pero sin haber alcanzado nuestro objetivo de recorrer los terrenos de la cementera de un extremo a otro para apreciar in situ la degradación que origina.